El pito de barro es un instrumento musical de viento en barro cocido. Cuando se presentan individualmente son amorfos, de tamaño pequeño, unos 3,5 cm.
Tiene dos aberturas: una para soplar y otra para la salida de aire. En su parte inferior un orificio por el que se puede pasar un cordel para colgarlo al cuello. El color es propio del barro que se fabrica y tiene una única cochura en horno.
No van decorados tradicionalmente. En la actualidad se pueden personalizar al gusto del cliente: pintados con la imagen de la Virgen de la Cabeza, con un chupete como regalo de bautizo, etc...
Hay pitos más grandes, de 6 a 10 cm.
Estos pitos de barro van unidos a figuras de animales, soldados, tauromaquia, etc.
Mostando ese toque simpático y espontáneo que aporta su terminación se representa la propia Cofradía (insignias como son las grandes Banderas, Guión de camino, Cetro de Hermano Mayor y Vice-Hermanos Mayores).
En sí como todo el cortejo que la acompaña, mujeres en jamuga, romeros a caballo, arrieros y un sin fin de aportaciones que van surgiendo según la necesidad del propio cliente.
En lo que representa afueras de las fronteras de Andújar, donde no son tan conocidas estas figuras a las que antes me refería, estos caballicos-pitos tienen importante repercusión en estos momentos, ya que en mi alfar se personaliza la figura atendiendo a la profesión, afición o celebración que el cliente sugiera.
Es decir, por ejemplo: si el cliente necesita un abogado con su toga y roquete; un ciclista; un cura; un fotógrafo, etc..., puede realizarse a gusto del consumidor.
